Es la misma voz que escucho desde hace tiempo
La misma que se repite infinitamente
Aquella que el primer hombre, tal vez el último,
Exclamó sabiendo la verdad del origen
Procediendo desde entonces cada momento y cada lugar
Proponiendo emergencias falsas
Coloreando futuros irreconciliables
Todos los amores tienen el mismo epílogo,
El mismo discurso que inunda de náusea al ser
Que rompe con inconsistencias y contradicciones
Y las resuelve en confusión,
Nada queda, entonces, a la verosimilitud, ni a lo eterno
Aun sabiendo o no, qué es realmente
No, esa sonrisa no borra la tortura
Ni el estrangulamiento que calma el alma,
Calma que después de la tormenta
Convoca sollozar el alivio de la mente
Como precondición para vivir,
¿De cuál vida me hablas?
Todos los amores tienen el mismo epílogo
La tragedia los encarna y los bautiza en su nombre
Aprovechando su condición.
Sólo se escuchan ecos
Repitiendo o recordando tal vez
Que hubo un tiempo en que nos juramos la eternidad
Y parece que al final la encontramos
Porque hoy ya no estamos juntos.
