Hey!
Hay un horizonte
cargado de Kenningar,
repleto de Alephs.
de boreales incompletas,
madrugadas insomnes.
Despierta con un té.
O, mucho mejor: con un qué, un por qué.
Tíldalos, tíñelo, con un grito desahuciado
para que la simpleza desperece
y se imponga para siempre nunca dejar de izar los brazos.
Hoy no hacen falta ni sobran tampoco los reproches.
Huí.
Es mi (des)ventura, y al mismo tiempo, mi (des)dicha.